Ahora que hemos pasado las temporadas de frío, podemos comenzar a pensar en el invierno que vendrá la próxima temporada, ahora que estamos a tiempo de poder preparar nuestros edificios y todavía tenemos recientes los posibles riesgos o daños que han podido sufrir nuestros edificios en las últimas olas de frío. Por fortuna, en España las nevadas y el hielo no son muy frecuentes y suelen limitarse a algunas zonas más montañosas (el pirineo aragonés es un buen testigo de ello), y en zonas como Zaragoza suelen causar molestias que no duran más allá de dos o tres días.
No obstante, aunque no sean frecuentes, las olas de frío son perfectamente posibles en nuestra ciudad, y eso supone que en algunas ocasiones hay que estar preparado para evitar que pueda causarnos más problemas que una mera moestia o un mayor consumo de calefacción. El hielo puede ser causa de accidentes bastante importantes, y la nieve puede perjudicar mucho a los edificios cuyos tejados no se encuentran en buen estado, por ello hay que estar preparado para las posibles inclemencias que pueden a fectar a nuestra comunidad de vecinos y así evitar lamentos posteriores que podían haberse solucionado meses antes.
A nivel particular, también es posible prepararse para evitar perjuicios, sobre todo si estamos hablando de personas mayores que tienen limitada su movilidad y una helada puede ser mucho más peligrosa que para el resto de las personas. Hay que tener especial atención a los medicamentos, y a los braseros que puedan causar mala combustión o incendios inesperados.
A continuación hay una serie de recomendaciones que se pueden seguir a la hora de prepararse ante una posible helada u hola de frío:
-Almacenar alimentos, combustibles y productos de limpieza para una semana.
-Tener un botiquín de primeros auxilios con las reservas de medicación que requieran habitualmente los miembros de la familia.
-Alejar a los niños de las estufas o braseros para evitar accidentes.
-Evitar que las personas mayores y enfermos del corazón salgan a la calle porque el frío ejerce sobre el corazón una tensión extra y existe el riesgo de sufrir un ataque cardíaco.
-Evitar hacer ejercicios físicos excesivos, puesto que el frío no es bueno para la circulación sanguínea.
-Tener una reserva de velas, linternas, pilas cargadas y secas, estufa y una cocina de camping.
-Al asomarse al exterior, evitar la entrada de aire frío en los pulmones.
-Utilizar el teléfono sólo para llamadas urgentes.
-Tener una radio con pilas para poder escuchar la información meteorológica.
-Revisar los tejados, bajantes de agua, cierres de ventanas, balcones, puertas de exterior, etc.
-Mantener un grifo ligeramente abierto para evitar la rotura por congelación de las tuberías.
-Evitar la intoxicación producida por braseros o estufas de leña, carbón o gas, que puede ocurrir en lugares cerrados sin renovación de aire.